Coreógrafa ariqueña lleva lenguaje andino contemporáneo a escenarios internacionales
Vanessa González Álvarez lleva la cultura nortina a la producción escénica de artistas y festivales como Lollapalooza y Womad.
La primera coreógrafa aymara de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Vanessa González, ha dedicado su trabajo y vocación a la divulgación del arte andino en espacios nacionales e internacionales, a través de la producción escénica de artistas, festivales y eventos masivos, así como también con la gestión cultural con su compañía de danza “Jallalla”, expresión aymara que significa agradecimiento o para brindar.
Su trabajo de rescate y puesta en valor de la cultura andina la ha llevado a presentarse con artistas como Pascuala Ilabaca, Nacion Ekeko (de Argentina), Taco Aguja, además de grupos ariqueños como Sipas y Hecho a Mano. Con la artista chilena Pascuala Ilabaca ha estado en festivales de talla internacional como Lollapalooza y Womad Chile.
Las tradiciones culturales las conoció toda su vida, pero no fue hasta el momento de la investigación para su tesis que comenzó a articularlas en un lenguaje corporal que ha denominado Andino Contemporáneo, en donde une ritmos andinos y cosmovisión aymara
La danza ha llevado a Vanessa a itinerar entre Arica, Santiago y Valparaíso, donde ha identificado un proceso de “reconstrucción de identidad y reconocimiento a través de las raíces de distintos pueblos indígenas. Es importante que nosotros como aymaras podamos enseñar las danzas y el arte andino, mi misión en el arte es seguir difundiendo las maneras en que se hacen estas danzas y las tradiciones”, comentó.
DE LA YINGA A LOLLAPALOOZA
Danzante desde los cuatro años, los pasos de Vanessa siempre estuvieron ligados al movimiento corporal. Empezó con los caporales Moxa Uma en la Yinga, evento ariqueño que más tarde se convirtió en el Carnaval Andino con la Fuerza del Sol. Continuó con clases de ballet prácticamente toda la enseñanza básica, pero siempre ligada al folclore en grupos como el ballet Infantil Municipal, Bafonor e Hiskka Thukkuri.
Vanessa también vivió la experiencia de ser bailarina del silencio con las danzas de la Tirana: “Es un rezo en movimiento, los bailarines están por promesas, mandas o familia, la vivencia de la fe a través del movimiento”, comentó respectó a su experiencia que comenzó en Kullaguas del Carmen, donde estuvo ocho años y en la agrupación Gitanos Trinidad, donde estuvo otros cinco años.
A los 22 decidió ir a Santiago a estudiar danza e ingresó en la Academia de Humanismo Cristiano y en la Escuela Espiral, descubrió la historia de la danza en Chile a través de maestros como Patricio Bunster.
Desde 2021 trabaja junto a Pascuala Ilabaca, con quien colaboró con el guión escénico del videoclip “Sin Mí” y este año creó la composición escénica del videoclip “Porque se fue la paloma”.
Recientemente realizó una residencia artística con la cooperativa Rueda, del equipo de Pascuala y con ellos difundió la cosmovisión andina a través de charlas y talleres. Durante esta residencia se presentó en Lollapalooza y Womad Chile.
“Soy una persona que me gusta mucho crear, ya sea a través de la danza o artes escénicas en general. Me da alegría que haya muchos espacios donde se valora el arte, la gestión y la producción cultural, pero también me da pena que en mi propia ciudad se mantengan deudas de hasta un año, como me ocurre con la dirección de cultura”.
Por estos días Vanessa se encuentra en su natal Arica con el ímpetu de aportar desde sus herramientas al desarrollo artístico cultural de la región: “mi pretensión es hacer producción escénica para distintos artistas y proyectos con la compañía Jallalla. Estoy abierta para apoyar artistas, bandas y festivales, porque espero seguir trabajando en composición escénica”.