La recicladora de base que sueña con transformarse en empresaria del reciclaje
“Lo más importante como recicladora es cuidar el medio ambiente y así podamos todos respirar un aire más puro”. La frase corresponde a la ariqueña y recicladora de base Milca González Ossandón (48), quien se siente orgullosa del oficio que ha dedicado durante 15 años de su vida.
Ella es parte de un engranaje vital en el cuidado del medio ambiente, por ese aporte que hacen a diario mujeres y hombres que recorren calles, pasajes o entre la basura en busca de recolectar objetos y venderlos posteriormente para obtener su sustento.
“No he salido a trabajar desde que se decretó la pandemia en Chile, porque tengo que cuidar a mis hijos y mi marido, quien está en silla de ruedas… Debo evitar llevar el virus a casa y así contaminar a mi familia. Felizmente y gracias a Dios no me ha faltado”, explicó.
CAMBIO DE VIDA
Milca llegó a Arica, cuando tenía 18 años, junto a su madre procedentes de Calama. Todo marchaba bien hasta que falleció su mamá el 2003. “Ahí me cambió la vida, porque nunca había trabajado”, recordó al agregar que comenzó en una empresa que reciclaba botellas en el sector de Cerro Chuño.
Después decidió trabajar lavando ropa y haciendo aseo en hogares. “Al ser mamá no me contrataban para limpiar en las casas, por lo que me dediqué a recoger latas. Me di cuenta de que me complementaba bien económicamente lavando y ‘chatarreando’”, contó quien es madre de 3 hijos: Dilan, Ángel y Samira.
Se fue especializando y hoy está dedica exclusivamente a recolectar latas, trabajo que desarrolla junto a su marido: Ángel Quispe. “Mi casa es chica, por lo que no tengo espacio suficiente para acopiar. Así que junto pequeñas cantidades de latas y a veces de cobre, lo que posteriormente vendo”.
SEGURIDAD Y CONFIANZA
En el 2018, Milca se transformó en la representante del grupo de 17 recicladoras y recicladores que participaron en el proyecto Prototipos de Innovación Social para la Integración de los Recicladores de Base Locales, que ejecutó Codesser con financiamiento de Corfo. “Quedé sorprendida, no me esperaba esta nominación de parte de mis compañeros. Quizás me eligieron por mi forma de trabajar. Me dio confianza y personalidad. No me da vergüenza ser recicladora”, dijo con orgullo.
Agregó que el proyecto “fue una bonita experiencia. Me enseñó cosas esenciales para nuestra labor como recicladores de base. Ejemplo, la seguridad en el uso de guantes y antiparras; y a separar e identificar los productos. Lo más importante es que ayudamos a mantener el cuidado del medio ambiente”.
Como todos Milca también tiene sueños: “Me gustaría tener un terreno, donde los recicladores de base de Arica podamos acopiar lo que recolectamos y así dejar de depender de otros. Sueño con transformarnos en empresarios del reciclaje y que lo que juntemos lo podamos llevar a Santiago o a los puntos de reciclaje existentes en el país”.