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Seamos Comunidad: 267 profesionales se capacitan para enfrentar las crisis

En mayo de este año, cuando el Ministerio de Educación creó la Política de Reactivación Educativa Integral “Seamos Comunidad”, uno de los ejes fundamentales fue: Bienestar, Convivencia Escolar y Salud Mental.

Claro, había que fortalecer el enfoque formativo en convivencia escolar desde una perspectiva inclusiva y con enfoque de género, con el fin de crear espacios seguros y de bienestar en las comunidades educativas a nivel país luego de los efectos que había causado la pandemia.

Por lo mismo, en Arica y Parinacota, la Seremi de Educación organizó las jornadas de Convivencia Escolar y Atención en Crisis; talleres dirigidos a equipos de convivencia escolar, a cargo de Jerome Flores Jara, investigador científico del Centro de Justicia Educacional de la UTA, quien entre 2018 y 2021 encabezó un estudio con respecto a salud mental en planteles educativos.

En cifras, el estudio realizado arrojó que en educación secundaria, hay un 5,3% de ansiedad social, 10,7% de quejas sintomáticas, 9,7% de estrés postraumático y un 18,4% de depresión.

Hasta ahora, son 267 profesionales quienes ya se han capacitado, poniendo énfasis en distintas problemáticas que existen en, sobre todo, los estudiantes de los establecimientos de la región.

“Como Centro de Justicia Educacional, venimos trabajando en proyectos desde 2018 con el Ministerio, por lo que desde ahí hicimos un nexo con los colegios que facilitó su convocatoria, la que fue exitosa. En cuanto al trabajo, parte importante fue la labor que realizamos en los 7 establecimientos que focalizamos, para ayudarlos en terreno a crear un diagnóstico en profundidad y acompañamos a sus sesiones y entregamos sugerencias para su Plan de Convivencia Escolar”, detalló Jerome.

¿QUÉ SE GANA CON SEAMOS COMUNIDAD?

Verónica Arellano, sicóloga de profesión y encargada de convivencia del Colegio Miramar agregó que gracias a esta nueva política educativa, Seamos Comunidad, se ha logrado instaurar la convivencia escolar en los colegios, pero con lineamientos formales y exigidos. Eso se valora demasiado, ya que muchas veces, al no estar inserto en los establecimientos, los docentes o profesionales debían solicitar un espacio para realizar alguna jornada o taller”, dijo.

Finalmente para Angelina Astudillo Díaz, también encargada de convivencia escolar, pero del Liceo Politécnico de Arica, la mayor virtud que puede tener el taller es que gracias a esta política educativa, se está viendo que hay una directriz que hay que seguir, que es netamente preventiva. “Volviendo a lo presencial, muchas veces nos vimos sobrepasados con intervenciones complejas por algunos estudiantes, por lo que ahora, nuestra visión es ante el ser reactivo, es bueno reflexionar y rearticularse poniendo el foco en lo que a largo plazo puede tener un mejor efecto, como lo es el área preventiva”, remató.

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